En primer lugar, es importante realizar una entrevista con el padre y la madres o tutores legales, para determinar el motivo de consulta y conocer aspectos importantes de la historia evolutiva y familiar del niño o niña.
Una vez acabada la entrevista, se lleva a cabo una evaluación neuropsicológica para detectar posibles dificultades cognitivas, conductuales y emocionales. Esta evaluación se realiza mediante pruebas clínicas específicas y test estandarizados. De esta manera obtenemos un perfil individualizado que nos sirve para establecer el programa de intervención. El objetivo es identificar los puntos fuertes y débiles del niño o niña para llevar a cabo un programa de rehabilitación adecuado a cada caso.
Este plan de rehabilitación suele constar de una serie de actividades destinadas a aumentar la estimulación y compensar los déficits en las áreas cognitivas más afectadas. De este modo tratamos de desarrollar al máximo las capacidades del niñoo niña y de restaurar las áreas en las que presenta más dificultades.
Como en cualquier tratamiento, el papel de la familia es fundamental, por lo que en todo momento se incluye en el proceso rehabilitador a los padres y madres, entrenando pautas de conducta y atendiendo cualquier duda con respecto a los progresos que iremos dando.